Mali, ahogado por el boicot internacional
La situación en Mali sigue siendo muy compleja. Ante la negativa del gobierno militar, surgido del último golpe de Estado, a convocar elecciones antes de cuatro años, los países occidentales y los de la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental) han sometido el país a un boicot.
Las sanciones y el cierre de fronteras están agravando la crisis económica que el país ya arrastraba. Francia ha retirado las tropas que mantenía en la región para la lucha contra los yihadistas, y la ONU ha empezado también a retirar a sus formadores militares. Como respuesta, el gobierno maliense se ha abierto a la colaboración económica y militar con Rusia.
Paradójicamente, la recuperación de la iniciativa militar por parte de las fuerzas armadas malienses ha conseguido reducir la actividad de los grupos terroristas, lo que ha proporcionado a los militares el apoyo de la población. No obstante, se sospecha que estas acciones militares han conllevado la vulneración de derechos humanos en algunas poblaciones.
A pesar de la inestabilidad que vive el país, la situación en la región de Sikasso se puede calificar de tranquila. Nuestros proyectos en el poblado de Kanso siguen adelante gracias al trabajo de nuestros colaboradores de Bamako, aunque no sin dificultades: los precios de los alimentos y de los materiales de construcción suben, y nos es difícil encontrar profesionales y artesanos que quieran desplazarse hasta el poblado.
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